lunes, 4 de junio de 2012

¿Acabaron los videojuegos con las bandas de moteros japonesas?




Los bosozoku (la tribu de los corredores violentos) eran las bandas de moteros que atemorizaban a los japoneses en las décadas de los 70s y 80s.

Japón es diferente, muy diferente. Podemos afirmar que es el país más friki del mundo y su pasión por los videojuegos alcanza a todos los colectivos. Así ocurrió con los pandilleros de motos "bosozoku" que fueron tremendamente populares y temidos en los 70 y 80: chavales que, a bordo de sus ruidosos vehículos, sembraban el terror entre los ciudadanos más apocados. Una “especie” que presumía de ser muy dura, y que creía que dominaría el nuevo milenio, pero que transcurrida la primera década del siglo XXI está a punto de extinguirse.


El número de jóvenes alistados en una de estas bandas violentas ha disminuido radicalmente en los últimos 30 años. Un estudio reciente revela que las cifras han caído de 48.000 miembros de su cenit a los 9.000 que se estiman ahora. Y la principal fuente de que los jóvenes ignoren estas agrupaciones es… ¡los videojuegos! Este pasatiempo es señalado como la causa de que los jóvenes nipones prefieran quedarse en casa y no meterse en líos.


Entre los motivos que se señalan está el que se refiere a que los bosozoku siguen una jerarquía de mando bastante estricta, algo que rechazan los adolescentes de hoy, incluso los más problemáticos, que optan por desahogarse con sus PS3 en lugar de seguir órdenes del jefecillo de turno.


Además, la actual situación económica aleja a los posibles moteros de este hobby, que requiere de una fuerte inversión en el propio vehículo, su mantenimiento, tuneo, gasolina, etc… que no todos los chavales pueden permitirse. Porque es habitual realizar todo tipo de modificaciones ilegales a sus aparatos para presumir de potencia. O, al menos, de la capacidad para generar ruido y molestar.


Otra causa señalada como causante de su pérdida de popularidad es su estética, hoy poco atractiva. El “look” del colectivo fue quedando desfasado, y con los diferentes intentos de modernizar su aspecto, terminaron por perder su identidad en común. En su día eran escandalosos, pero hoy por hoy carecen de impacto en la sociedad.

Finalmente, estos maleantes dejaban sus grupos cuando echaban luces hacia los 20 años, pero el flujo de “sangre nueva” era constante, con lo que las bandas de bosozoku seguían adelante. Pero de un tiempo a esta parte el flujo, sencillamente, a cesado.

Fuente: KOTAKU.COM

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